En el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, recalcamos que la brecha laboral y salarial con quienes no la tienen ha aumentado en una década

Las personas con discapacidad siguen, todavía hoy, sufriendo una mayor exclusión en el mundo laboral, de ahí la importancia de reflexionar sobre ello, con datos, en el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Es un día para reivindicar esta inclusión laboral plena. Implica contar con espacios de trabajo inclusivos o adaptados, accesibles, pero sin condescendencia. Estas personas necesitan opciones reales para su desarrollo profesional y, por supuesto, salarios dignos y justos para sus competencias, que no tienen por qué estar menoscabadas, como los prejuicios a veces dictan.

La población con discapacidad en edad de trabajar se ha incrementado en los últimos años. Según los datos del 10º Informe de ODISMET, había en España en 2023 un total de 1.946.800 personas con estas características, lo cual supone un aumento del 11,7 % respecto de 2014.

Sin embargo, este aumento no se ve reflejado en la misma proporción en la tasa de actividad. Esta únicamente ha crecido 1,9 puntos en 10 años. La inactividad laboral sigue siendo una constante para las personas con discapacidad. En 2023, el 64,5 % de este colectivo de población se encontraba en esa situación.

La brecha de empleo de la discapacidad

La brecha en la tasa de empleo entre personas con y sin discapacidad se ha incrementado en 2023. Al final de ese año, alcanzó una diferencia de 40,5 puntos. Esto supone un retroceso importante respecto de 2013, cuando la brecha era de 36,3 puntos. Este aumento demuestra que no se están alcanzando los objetivos de integración laboral de las personas con discapacidad.

De acuerdo con el informe, el mercado laboral también discrimina entre las propias personas con discapacidad. Así, prefiere contratarlas con menor grado de estudios, frente a quienes tienen formación universitaria. En 2024, estos últimos solo representaron un 5,5 % de los contratos, frente a un 37,1 % de personas con discapacidad con estudios primarios o inferiores, o el 36,2 % de personas con la ESO.

El mercado laboral ha encasillado a las personas con discapacidad en el sector servicios y en puestos de escasa cualificación. En esta década de estudios, la media interanual de empleados en dicho sector es del 80 %.

El trabajo mayoritario de las personas con discapacidad se agrupa en “servicios de restauración, personales, protección y vendedores”, así como en “ocupaciones elementales”. La suma de estas dos categorías abarca más del 60 % del empleo para personas con discapacidad creado en la última década.

La brecha salarial de la discapacidad

Con esto, sacamos en conclusión de que la contratación a las personas con discapacidad se comporta al contrario que con el resto de la población. Entre las primeras, un mayor grado de estudios no les garantiza una mejor inserción laboral, situación que se complica aún más en el acceso a puestos de gerencia o dirección, los cuales parecen inaccesibles para este colectivo de población. Solo un 2,2% de las personas con discapacidad contratadas ocupa un puesto de ese tipo.

Además, debemos llamar la atención sobre la brecha salarial entre personas con y sin discapacidad. Esta ha involucionado en los últimos diez años y se ha incrementado en un 7,2 %. En 2022, alcanzó los 5.065 euros anuales, lo cual significa que las personas con discapacidad cobran un 18,7 % menos que las personas sin ella.

Esta situación se agrava si hablamos de mujeres con discapacidad, quienes sufren una doble discriminación y perciben como media 2.039 euros anuales menos que los hombres con discapacidad.

Siguiendo con esta línea de diferencias salariales, el tipo de discapacidad marca el acceso al salario. En 2022, las personas con discapacidad intelectual percibieron de media 15.025 euros anuales, mientras que las personas con discapacidad psicosocial, 17.931 euros al año.

La discapacidad, sinónimo de exclusión

La precariedad, la inestabilidad y los bajos salarios alcanzan al 31,5 % de las personas con discapacidad. Así, 3 de cada 10 personas con discapacidad estaba en 2023 en riesgo de pobreza y/o exclusión social.

Desde USO, alzamos la voz y exigimos una reconfiguración del mercado laboral español. A nuestro entender, no es posible que, en una década, las condiciones laborales de las personas con discapacidad hayan mejorado tan poco, e incluso hayan retrocedido en algunos aspectos.

Si bien es cierto que nuestro país ha impulsado medidas positivas para la inclusión laboral de las personas con discapacidad, el mercado laboral no les permite un desarrollo integral. El uso abusivo del empleo protegido y la opacidad y falta de supervisión que impera en muchos centros especiales de empleo no hace más que aprovecharse de las personas con discapacidad y de las políticas públicas.

Necesitamos verdaderas garantías para la construcción de espacios laborales libres de discriminación. Es inaudito que, aunque las personas con discapacidad se esfuercen y tengan perfiles profesionales más desarrollados, el acceso a mejores condiciones laborales les sea restringido casi sistemáticamente.

Necesitamos terminar con la discriminación estructural contra las personas con discapacidad y garantizarles una verdadera igualdad en el mundo laboral. En USO seguiremos trabajando para lograr este objetivo.